Este cangrejo de grandes proporciones se localiza al norte del Atlántico y el Mediterráneo. En España, destaca su captura en aguas del Cantábrico.
El centollo se protege por un caparazón rugoso y con espinas, pero en su interior guarda una carne sabrosa y delicada que se puede comer sola o como ingrediente en otros platos, como pimientos rellenos o salpicón.
Además de por el sabor y textura de su carne, el centollo es un crustáceo con un alto valor nutricional. Además, es un alimento rico en proteínas y con escaso contenido en grasas e hidratos de carbono. Esto permite que pueda ser consumido por personas que realizan dietas destinadas a la reducción de peso.
También contiene un alto grado de potasio, que ayuda al buen funcionamiento del sistema nervioso.
Asimismo, el centollo contiene zinc, necesario para asimilar la insulina de los alimentos y necesario para el sistema inmunitario.
También es un alimento rico en yodo, necesario en el desarrollo de los niños y beneficioso para el correcto funcionamiento celular.